jueves, 2 de agosto de 2012

Cómo lavar a tu caballo

Bruza de lavado Bümag
La tarea del lavado del caballo no es tan fácil como aparenta, debido a que no todos los caballos están habituados al agua, y menos con la presión que suele salir por una manguera que podamos tener en casa o en el establo.
Algo muy importante a tener en cuenta es que la cabeza del caballo y el agua no se llevan bien ... queremos decir que el caballo admite agua en su cuerpo pero es difícil acostumbrarlo al agua en la cara.
Una vez que el caballo está habituado al agua en las patas podemos ir subiendo hasta la cruz y así bañar al caballo prácticamente entero. Podremos utilizar, dependiendo de la suciedad acumulada, productos de limpieza como champús, suavizantes, acondicionadores o simplemente agua. Una vez aclarado el jabón y suavizante, debemos secar al caballo con secadores de media luna, de ballesta o de plástico. El método de secado es siempre de arriba abajo arrastrando el agua hacia el suelo, desde la cruz hasta las patas.
Una vez pasados los secadores, deberíamos dar un pequeño paseo con el caballo para evitar meterlo en la cuadra con el pelo húmedo.
Debemos evitar bañar completamente al caballo en épocas de mucho frío. En invierno podemos utilizar agua caliente después del ejercicio y solamente en las patas para relajar la musculatura.
Como complemento al baño, para el cuidado del pelo, podemos utilizar las bruzas y rasquetas para cepillar el pelo, y peines para las crines. Hay caballos que agradecen mucho el cepillado del pelo, al ser parecido a un masaje y resultarles relajante.

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